Los desastres son variados y, en el caso de este año, el
natural nos volvió a impactar, al igual que en el 2010. No obstante, el paro
estudiantil también fue un desastre y ese se vivió por fuerzas humanas y no
naturales.
Ahora, entendemos que la perdida de clases en un año lectivo es un desastre para un todo
involucrado. El afectado no lo ve muy claro, pero los componentes que han
servido y se han conjugado sí lo sienten. Las clases que no se volverán a recibir y/o repetir, ya tienen que dejarse ir porque hay que avanzar y los conocimientos de
esos periodos se han perdido, extraviado o, en el peor de los casos, se funden con el desconocimiento.
Pero para mitigar esta situación existe el reforzamiento.
Esas clases que están fuera del cronograma de base y vienen a cumplir con el
rol de refuerzo y nivelación. Claro está que: el interesado es el afectado,
pero también los componentes pueden reaccionar y presentar tal condición de
interés para subsanar el desconocimiento manifestado…
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